El perdón y las responsabilidades..

… A 41 años del golpe militar chileno

El índiceallende11 de septiembre es la obra conjunta de Allende y Pinochet: Allende desquició la democracia y Pinochet la liquidó.imagespinochet

 Se cumplen 41 años del golpe militar en Chile. Asumir esa parte de la historia y entender cómo se llegó al quiebre de la democracia sigue siendo una arena de constante disputa dentro de la vieja clase política chilena, en un escenario, que como lo dijera Pablo Ortúzar y Francisco Urbina en su libro Gobernar con Principios, “buena parte de la izquierda goza de superioridad moral que le da ser víctima de graves injusticias, y artífice de la derrota al tirano. Víctima y héroe a la vez”

En el tan mentado camino a la reconciliación hay quienes han pedido perdón, pero también están quienes, a pesar de los años, continúan por un lado siendo devotos del fallecido dictador o, por el otro, siguen defendiendo a Allende, el desquiciador de la democracia.

Pero también hay otros. Una generación más joven, que no vivió ese periodo y que reclama honestidad de parte de todos los actores. Están hastiados del relato conveniente y parcial. Buscan comprender y aprender sobre las prácticas y discursos que generaron ese clima que deterioró irreparablemente la convivencia cívica.

 ¿Qué razón puede haber para no ser honestos con ellos?

Las cosas claras:

(1) Sobre el quiebre institucional de Chile, la responsabilidad se la lleva Allende y la Unidad Popular

(2) Sobre la introducción de la violencia, la responsabilidad se la lleva el Partido Socialista y el MIR (Movimiento de Izquierda Revolucionario)

(3) El golpe de Estado es responsabilidad común de los militares, la Democracia Cristiana y la derecha

(4) La dictadura es responsabilidad de los militares y de todos quienes colaboraron con ella (5) La violación de los DD. HH. es responsabilidad de la dictadura militar, las instituciones del Estado y de quienes lo justificaron Y  como dice el refrán español: ¡Que cada palo aguante su vela!

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6 pensamientos en “El perdón y las responsabilidades..

  1. Sra. Mónica

    Impresionantemente honesta la visión de Mauricio Rojas … y gracias por el aporte de ese link, será sin duda un argumento de fuerza para apoyarme en discusiones que llevo en otros blogs, sobre estos temas.

    Sra. Pilar

    Comparto la inmensa mayoría de las visiones que Ud. expone en sus dos posteos … quizás la única diferencia de fondo, es que yo visualice desde mucho antes que en Chile tras el 11 pasaba algo terrible, y que además del dolor que causaba a las víctimas directas, sería también un factor futuro que atentaría fuertemente contra el legado y ennegrecería fuertemente la imagen del régimen militar … esto es las violaciones a los DDHH, tanto las torturas, como las muertes innecesarias de prisioneros rendidos y, para empeorar aún más lo ocurrido, la posterior desaparición de muchos de sus cuerpos.

    Sin duda estoy de acuerdo con Ud. en que si los cuerpos de las víctimas fatales hubieran sido entregadas a sus deudos, las familias habrían podido hacer el duelo y gran parte del drama ya estuviera superado por el tiempo … sin embargo, igual hubiera quedado el tema de dilucidar el cómo y el porqué de esas muertes y el atropello a sus DDHH … pero el drama muy real de los “desaparecidos”, no existiría y sería un inmenso baldón menos en la memoria del período posterior al 73.

    ¡En fin!, la historia ya es como fue y resulta imposible cambiarla o tratar de ocultarla … es bueno que surja la verdad, pero no solo la que le conviene a un lado y que ahora solo se victimiza por “pensar diferente”, olvidando convenientemente que ayer pretendían victimizarnos a todos los que pensábamos distinto a ellos … necesitamos la verdad completa y descarnada, sin ninguna cortina ideológica, venga de donde venga, que intente ocultar o parcializar parte de la verdad.

    Cordiales saludos a ambas

    • Estimado Cristián: efectivamente compartimos gran parte de nuestra apreciación sobre lo ocurrido entre el 70-73. A partir de ahí es donde cuesta concordar, porque lamentablemente y tal como decía en mi otro comentario, no podemos ver todo en blanco y negro, ya que hay matices, circunstancias y contextos, que hacen muy difícil que visualicemos la realidad tal cual fue. Hubo violación de DD.HH.? Pienso que sí. Todos aquellos que hoy se suben al carro de los torturados, fueron realmente torturados? Lo ignoro, es su palabra … Lamentablemente la izquierda no trepida en acomodar las cosas a su amaño, y es por ello que tampoco puedo creer a pies juntillas todo lo que dicen…. En fin, espero que algún día se pueda clarificar lo que realmente ocurrió en los 17 años de gobierno militar. Lo que no puede ocurrir es que permanezcamos como estatuas de sal mirando sólo hacia atrás. Qué ejemplo nos han dando los países europeos, que después de dos guerras mundiales fueron capaces de recomponer sus relaciones y mirar hacia el futuro, sin que por ello se olvide el pasado.

      Saludos,

      Pilar Opazo

  2. Gracias Pilar y gracias Cristián por vuestro interesante y largo comentario. Por el tiempo dedicado a compratir vuestras reflexiones. Nuevamente gracias.
    Para seguir reflexionando sobre el tema los invitó a leer este artículo que no es de mi autoría, pero que me parece interesante “Nunca debemos aceptar eso de que el fin justifica los medios” http://www.cientochenta.cl/actualidad/mauricio-rojas-el-quiebre-de-la-democracia-nunca-debemos-aceptar-eso-de-el-fin-justifica-los-medios/
    Saludos cordiales

    • Estimada Mónica: leí el artículo de Mauricio Rojas, quien, al igual que nuestro escritor Roberto Ampuero, derivó del marxismo al liberalismo. Te sugiero leer el artículo que publicó Roberto Ampuero en El Mercurio, el domingo 8/9/13.
      En cuanto a mí, qué quieres que te diga, estoy asimilando el reconocimiento que gente de mi sector está haciendo respecto de la tortura y violaciones a los DD.HH en el período del gobierno militar. El odio que surgió entre los chilenos fue tan brutal, que creo que no me detuve nunca a cuestionar aquello, salvo, los detenidos desaparecidos. Ahora tengo que hacerme cargo de esa realidad que nunca quise ver.
      Saludos,
      Pilar

  3. Estimada Mónica:

    No puedo menos que coincidir con tu artículo y también con el comentario de Cristián Muñoz. De hecho, hoy en la mañana, mientras venía a la oficina escuchaba Radio Duna, donde los panelistas entrevistaban a Hernán Larraín (hijo del senador UDI de igual nombre) y a Jorge Navarrete (DC). El tema era precisamente sobre lo que abordas en tu artículo.

    Me gustaría entregarte mi visión de lo sucedido en esos años, aún cuando sé que tienes muy clara la película.

    Al ser electo Salvador Allende, yo tenía 14 años y mi familia era de derecha. Al ver sus rostros demudados producto del resultado de la elección, presentí que algo muy malo estaba por pasar. Conversando con mis padres al respecto, me convencí que nuestro país podría llegar a vivir días aciagos, por lo que me inscribí como militante del Partido Nacional, único partido de derecha en esa época.

    Así fue como al pasar de los meses, el clima político comenzó a enrarecerse y a radicalizarse las posiciones de ambos sectores, apareciendo grupos paramilitares de izquierda como la Ramona Parra y la Elmo Catalán que tenían por misión actuar como grupos de choque contra los manifestantes de la oposición. La violencia comenzó a ser pan nuestro de cada día y no había manifestación que terminase sin algún herido; famosa es la marcha de las cacerolas en que miles y miles de mujeres marchamos por la Alameda, siendo atacadas por estos grupos violentistas que nos lanzaban piedras y hojas de afeitar insertas en papas. Como contraparte a estos violentistas, nacieron organizaciones como Patria y Libertad, cuyo fundador Patricio Rodríguez Grez, se inclinaba por el nacionalismo y el grupo de mi partido, el Comando Rolando Matus, que actuábamos como escudo de protección de los manifestantes de nuestro sector. En una de esas tantas manifestaciones, pacíficas por nuestra parte, fui agredida por un grupo de violentistas en mayo de 1973, quienes me dieron con un fierro en la cabeza, quedando bastante mal herida. Por suerte logré huir y encontrar amparo en una tienda de calzado de calle Ahumada.

    Es muy difícil en este momento entregar un relato cronológico sobre lo ocurrido, pero si te puedo asegurar que esos 1.000 días de gobierno marxista fueron los peores y mejores años de mi vida. Peores, porque el grado de violencia e incertidumbre que había no nos permitían vislumbrar una salida, ya nos veíamos como otra Cuba. Mejores, porque a pesar de ser sólo una adolescente, sentí que esta lucha diaria contra el gobierno la hacía por la libertad, por la democracia y por mis futuros hijos y ese sentimiento me acompaña hasta el día de hoy y se lo transmití a mis hijos, quienes, a Dios gracias, supieron entender y son hombres rectos, de bien y con sus ideas muy claras.

    Como comprenderás, el 11 de septiembre de 1973 fue para mi y mi familia el día de la liberación nacional, es difícil transmitir las emociones que afloraron ese día, pero la alegría y emoción eran inmensas. A la Junta de Gobierno recién instalada se le venía encima un gran desafío, que no era otro que lograr sacar al país del derrumbe, de la carestía y de cimentar las bases para una nueva democracia, esa que los políticos de la época no fueron capaces de salvaguardar.

    Reconozco mi adhesión permanente al gobierno militar, hasta el día de hoy, porque no puedo darle la espalda a un gobierno que nos libró del marxismo y que sentó las bases para que Chile fuese lo que es hoy, un país pujante y admirado. Me ha molestado siempre el discurso de la izquierda que se sitúa a si misma sólo como víctima de la dictadura, del exilio, de los atentados a los derechos humanos. Ahora bien, como no todo es blanco y negro, siempre me ha llamado la atención de los detenidos desaparecidos y ese es un cuestionamiento que siempre le hecho al gobierno militar. Por qué hacerlos desaparecer? Por qué no entregar los cuerpos a sus familiares? Por qué los desenterraron y después los tiraron al mar? Sinceramente no lo entiendo. De hecho, los fallecidos que fueron entregados inmediatamente, hoy no son tema, porque sus familias pudieron enterrarlos y hacer el duelo. Pero en el caso de los desaparecidos, es una herida abierta que a mi no me hubiese gustado tener, por lo que comprendo el dolor de esas familias. Si los desaparecidos fueron muertos producto de su implicancia en actos de violencia o de resistencia armada al régimen militar, no veo el por qué de su ocultamiento. O sólo fueron perseguidos por tener ideas de izquierda? Esta interrogante es la que me complica, porque si la lucha era de hombres armados contra otros hombres armados, la muerte era una consecuencia previsible…

    En relación a la supuesta política de estado de torturar a opositores, no sé qué tan lejos se llegó y si fue tan tremendo como dicen. Cuando se queja la izquierda por esto es cuando me encantaría preguntarles si alguna vez se han detenido a pensar en las torturas que se aplicaban a los opositores al comunismo y las que probablemente aún se aplican en países como Cuba y Corea del Norte. Cuando hablan de genocidio, no saben de qué hablan. Genocidio cometieron Stalin, Hitler, Honecker y otros tan tristemente recordados como en Bosnia, y ahora mismo en Siria.

    Si de perdón se trata, aquí se trató de instaurar una dictadura marxista a cuesta de lo que fuese, nuestras vidas corrieron un peligro real, por lo tanto, la izquierda fue la que prendió la mecha. Dónde está su mea culpa???

    Qué quiere la izquierda? que la derecha se ponga de rodillas y se azote con un látigo, me parece que no corresponde. Aquí hubo culpas de lado y lado y la izquierda no puede arrogarse una altura moral superior con respecto al resto. Ya no les basta con que haya militares presos, ahora también quieren que cualquier persona que aunque sólo haya votado por el Sí, sea inhabilitada moralmente para ocupar un cargo público. Me parece que se están pasando de rosca y ya está bueno que los chilenos nos demos cuenta de cómo esta manipulación emocional tiene sólo fines políticos para lograr nuevamente el poder. ¿Continuarán por 50 años más preguntando ¿dónde están?? A los muertos déjenlos descansar en paz estén donde estén, porque si hay algo meridianamente claro, es que no van a aparecer.

    Saludos,

    Pilar Opazo

  4. Sra. Mónica

    Le encuentro absolutamente toda la razón.

    Yo tenía tan solo 13 años el 11/09/73, y si bien niño, tenía madurez suficiente como para darme cuenta de lo que ocurría a mi alrededor y considerarme por muchas razones, opositor al Gobierno.

    No deseaba un golpe militar, pero como la mayoría, me alegre cuando este ocurrió, sobre todo por la sensación de alivio que viví en mi familia, los vecinos y mucha gente, por el término de un período muy obscuro de nuestra historia política.

    En un principio fui partidario total de la Junta de Gobierno y del Gobierno que dirigía a nuestro país, aunque de sus miembros, el que más me atraía y producía admiración, no era Pinochet, sino Gustavo Leigh … por lo mismo, cuando él fue defenestrado por Pinochet, comencé desilusionarme de lo que pasaba con el Gobierno y luego más aún me impactaba lo que se iba sabiendo de violaciones a los DDHH, hechos que condeno de forma terminante, aunque al principio me costaba creerlo … pese a todo, por lo menos en muchos otros aspectos, apreciaba vivir en un país en calma y que parecía progresar en varios ámbitos.

    Hoy, tras años de haber terminado aquel Gobierno, si bien soy independiente políticamente, mantengo ideas de derecha … pero también soy cada día más crítico de la figura de Pinochet, sobre todo por el pésimo manejo de los DDHH y por varias otras cosas no muy claras de su vida y actuar personal (enriquecimiento y otros).

    Pero por otro lado, me cansa el exagerado e interesado manejo que la izquierda chilena hace de sus víctimas, como los manosean y utilizan para conseguir réditos políticos que van mucho más allá de lo que es buscar «justicia» … creo en y apoyo la búsqueda de verdad y justicia de un familiar directo de alguien fallecido o torturado, también de los torturados que sobrevivieron … pero desprecio el uso político que hacen de esa triste realidad, los partidos políticos de izquierda, para así mantener a la derecha arrinconada y permanentemente “pidiendo perdón” … ¿hasta cuándo van a insistir con eso? … ¿de qué tendría que pedir perdón yo que era niño en esa época?, ¿de qué tiene que responder mucha gente de derecha que ni siquiera nacía en esa época? … ¡y bueno!, ni hablar de los que lucran económicamente de todo aquello, presentándose como falsas víctimas .. ¡en fin!.

    La felicito por su análisis certero y concreto de la realidad.

    Cordiales saludos

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